2 de febrero de 2015

LA HIGUERA DE A.AGUILAR BRAVO

LA HIGUERA


INDICE
ACTO PRIMERO
 Escena primera: Discusión de hermanas
Escena segunda: El sueño de Fátima
Escena tercera: La visita de los amigos de Rita
ACTO SEGUNDO
Escena primera: El premio Cervantes
Escena segunda: La prohibición
Escena tercera: El cambio de Fátima
ACTO TERCERO
Escena primera: El baile de fin de curso
Escena segunda: La entrega del premio
Escena tercera: El desenlace

LA HIGUERA
PERSONAJES DE LA OBRA
FÁTIMA: Protagonista de la historia. Es una adolescente poco agraciada que se caracteriza por su extrema bondad. Intenta buscar la felicidad aunque le hagan la vida imposible.
RITA: Hermanastra de Fátima. Es superficial, cruel y arrogante. Para conseguir su más preciado deseo no dudará en pisotear a todo aquel que se le ponga por delante.
MARÍA: Hermanastra de Fátima y hermana biológica de Rita. Intenta ser a toda costa el lado opuesto de su hermana. No soporta las injusticias y le encanta encolerizar a su madre siempre que tiene ocasión.
ÚRSULA: Personaje antagónico por excelencia de la obra. Madre biológica de Rita y María, y madrastra de Fátima. Tras la muerte del padre de Fátima, el cual era un hombre que poseía grandes riquezas, no ha dejado en ningún momento en hacerle la vida imposible a Fátima, obligándola incluso a convertirse en la sirvienta de su propio hogar. Su única obsesión es que su hija mayor, Rita, consiga la gloria, sin importarle los medios que emplee para lograrlo.
NATALIA: La mejor amiga de Rita. Adolescente dotada de gran belleza y carisma; ha sido condecorada como la chica más bella y popular de su centro educativo.
CARLOS: Novio de Natalia. Capitán del equipo de fútbol del centro educativo. Todas las chicas suspiran a los cuatro vientos por él, sin embargo, su corazón ya está ocupado por el de la bella Natalia.
AGUSTÍN: Es el mejor amigo de Carlos, el cual no deja de insistirle para que empiece a salir con Rita, petición que siempre rechaza, debido a que ama a otra persona, algo que siempre ha permanecido en secreto.
PROFESOR JOAQUÍN TORRES: Director del Instituto “Miguel de Cervantes Saavedra”. Hombre honesto y bonachón que siempre vela por la seguridad de sus alumnos. Imparte la asignatura de Física y Química.
PROFESORA ANA HERNÁNDEZ: Profesora de Lengua castellana y Literatura del Instituto “Miguel de Cervantes Saavedra”. Asegura que Fátima es una de las alumnas más brillantes que jamás ha tenido y que puede llegar lejos. Intentará que Fátima sea consciente de su inteligencia.
MATÍAS: Es el mejor amigo de Fátima; se conocen desde que tienen 3 años y siempre se han cuidado el uno del otro. No podrá soportar el sufrimiento de su amiga y hará lo posible para que cambie.
ALUMNOS DEL INSTITUTO DE EDUCACIÓN SECUNDARIA “MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA: Una serie de alumnos y alumnas del centro educativo aparecerán como relleno en la obra e intervendrán en momentos puntuales. Algunos de ellos se mezclarán con el público, otros la animarán, etc.…
CORO MUSICAL: Apoyarán las canciones que aparezcan en la obra.

 ACTO PRIMERO
PRIMERA ESCENA: Discusión de hermanas.
En mitad del escenario se encuentra sentada en un sillón haciendo punto Úrsula, la cual no para de fijar su mirada, con bastante preocupación al reloj de estilo barroco que se encuentra en mitad del tercer término de la escena. La decoración del escenario está inspirada en una ilustra mansión ornada con lustrosos cuadros pintados a mano, bellas cortinas con encajes florales y muebles de gran belleza.
ÚRSULA: (Con bastante preocupación) ¡Ya son las cinco de la tarde y sin rastro de las niñas! ¿Qué les habrá sucedido?
En ese instante, entran en escena Rita y María, las cuales están manteniendo una azorada conversación.
ÚRSULA: ¡Niñas, queridas! (Se acerca a ellas tirando al suelo sus labores de costura y les da un abrazo caluroso a cada una de ellas) ¿Dónde habéis estado? ¡Me habéis tenido tan preocupada! ¡Deberías haber vuelto a las dos del instituto!
RITA: (Con la voz entrecortada) ¡Madre, madre! (pausa) ¡Soy tan desgraciada! (Se tira al suelo de rodillas y empieza a llorar desesperadamente)
MARÍA: ¡Dios santo! ¡Lo que me faltaba por ver por hoy!
ÚRSULA: (Sorprendida) Pero, ¿qué ha sucedido? ¡Vamos, niñas, exijo una explicación razonable! (Levanta a su hija Rita del suelo y le da un abrazo) Cielo, dime, cuéntame qué ha pasado.
RITA: (Se aclara la voz) Esta mañana (pausa) cuando salíamos de clase de Lengua castellana y Literatura, empezamos a escuchar mucho alboroto en mitad del pasillo.
MARÍA: (La interrumpe) Había mucha gente rodeando a alguien. ¡No dejaban de insultarla! (Pausa) Madre, si supieras la de barbaridades que estaban diciendo.
RITA: (La interrumpe) Entonces, decidimos acercarnos para ver quién era aquella persona. (Pausa. Con voz histérica) ¡Todo por culpa de esa engendro! ¡La odio! ¡La odio con todo mi ser!
MARÍA: ¡Rita, no digas eso de Fátima! ¡Es tu hermana!
RITA: Perdona, no vuelvas a confundirte en tu vida (Como si midiera cada una de las sílabas que está pronunciando) ¡Hermanastra! ¡Si ni siquiera lleva nuestra sangre!
ÚRSULA: ¡Niñas! Seguid contándome vuestra historia, que al final os vais por los cerros de Úbeda.
MARÍA: Madre, era a Fátima a la que insultaban. Al verlo, no pude soportarlo. Agarré a Rita y nos metimos en medio del gentío para poder defenderla.
RITA: (Llorando con desesperación) ¡Mamá, si supieras como se reían de nosotras! Nos ha humillado públicamente la engendro. Me apuesto lo que quieras a que Natalia y sus amigos dejarán de hablarme el resto del curso ¡Qué vergüenza! (Empieza a llorar con mayor intensidad)
ÚRSULA: Entonces, (pausa) os castigaron, ¿me equivoco?
RITA: Así ocurrió, madre (Pausa. Se limpia los ojos con las manos corriéndose todo el maquillaje por la cara) En ese instante apareció el Director Joaquín Torres y pilló con las manos en la masa a María golpeando a uno de primero de Bachillerato.
ÚRSULA: Y, por ello, os castigaron a las tres. (Pausa) Creo que será mejor que llame al director más tarde para preguntarle por el incidente. Ojalá llegase el día en el que no sucedieran estas tonterías.
MARÍA: (Se sienta en el sillón frustrada) ¡Es tan injusto! Sólo nos estábamos defendiendo.
RITA: (Dirigiéndose a María) ¡Todo ha sido por tu culpa! Si hubieras pasado del engendro, no nos hubieran castigado ni humillado de esta manera
MARÍA: Rita, ¿qué te has fumado? En tu lugar, lo dejaría inmediatamente, te está afectando a la cabeza. (Pausa) De verdad que no te comprendo.
ÚRSULA: (Tras escuchar las explicaciones pertinentes de sus hijas, se pasea por la habitación contemplándolas de forma compasiva. En el extremo derecho del escenario, se gira y empieza a observar a María) ¡Querida María, ven, acércate y dale un abrazo a tu vieja madre! ¡Qué mal lo habrás tenido que pasar defendiendo (como si las palabras que va a pronunciar fueran una terrible carga) a tu hermana!
MARÍA: (Se acerca a su madre con mucha tranquilidad) No se preocupe, madre, no ha sido para tanto. Sólo ponía a cada uno en su lugar. Me apuesto lo que quiera a que nunca más volverán a insultarla (Empieza a reírse)

En el momento en el que María abrace a su madre, ésta le da una bofetada con todas sus fuerzas, haciendo que caiga al suelo tras tropezarse con una mesa situada al lado del sofá. María, confundida, la mirará con cara de pánico y odio, tocándose su mejilla, sin poder levantarse del suelo.


URSULA: (De manera muy calmada) Cariño, mi vida, espero que sea la última vez que dejes en ridículo a tu pobre hermana, a mi primogénita, a la razón de mi existencia. (Pausa) No me gustaría que este malentendido volviera a repetirse, ¿me explico con claridad, cielo?
MARÍA: (Sorprendida) Sí, madre. Se ha explicado bastante bien. No volverá a repetirse.
ÚRSULA: Lo ves como no eres tan inútil, María. (Pausa. Con mucha tranquilidad) Ahora sube a tu habitación y no salgas de allí hasta mañana. No quiero volver a verte en todo lo que quede de día. Ahora mismo me das un poco de asco. Creo que será lo mejor. (María, tras escuchar las barbaridades de su madre, se levanta con mucho esfuerzo y sale de escena) Y con respecto a ti (Se dirige a Rita y sale corriendo hacia a ella para darle un efusivo abrazo) no te preocupes por nada, vida mía ¡Haré todo lo posible para que Natalia y todos sus amigos no te tengan en cuenta nada de lo que ha sucedido!
RITA: (Llorando) ¡Madre, qué desgraciada soy! ¿Qué podemos hacer?
ÚRSULA: (Pensativa) A ver, déjame pensar (Pausa) ¡Ya lo tengo! ¡Nos iremos de compras y le haremos un bonito regalo a Natalia! Seguro que encontramos algo que le pueda encantar.
RITA: (Ilusionada) ¡Madre, es una idea genial! ¡Eres la mejor! ¿Le podremos regalar algún brillante? ¡Sé que le entusiasman!
ÚRSULA: 

Por supuesto, mi niña (Pausa) El padre de la engendro nos dejó bastante dinero para eso y mucho más. Así que, corre a tu habitación, cámbiate de ropa y nos vamos de compras. (Azuzándola para que corra) ¡Venga, no tardes!

Sale corriendo de escena Rita. Orgullosa de sí misma, Úrsula se sienta en el sofá a esperar a que su hija se arregle. De repente, se escucha el ruido de alguien que entra por la puerta. Entra en escena Fátima.

FÁTIMA: (Con clara preocupación) ¡Buenas tardes, madre! Perdone por el retraso (Pausa) Me imagino que Rita y María le habrán contado lo sucedido.
ÚRSULA: ¿Qué sucede, querida? Mis hijas no me han contado nada (Pausa) Ven, acércate, ¿te ha sucedido algo? Te noto un poco confusa.
FÁTIMA: (Muy sorprendida y con los ojos abiertos) ¿No le han comentado nada? (Pausa. Se acerca a su madre) Hemos sufrido un pequeño altercado en el instituto. Por mi culpa, nos castigaron a las tres. Realmente, me siento fatal por Rita, seguro que lo ha tenido que pasar bastante mal.

Fátima, poco a poco, se acerca a su madre. Al situarse a su lado, Úrsula le agarra del brazo y empieza a retorcérselo por la espalda, provocando el grito agónico de su hija.

ÚRSULA: (Con voz estridente) ¿Cómo te atreves a dejar en evidencia a tus hermanas, a mis hijas, mis dulces y bellas hijas, engendro? (Le retuerce el brazo con más fuerza tirándola al suelo)
FÁTIMA: (Grita de dolor) ¡Perdón, madre, no volverá a repetirse! ¡Se lo prometo!
ÚRSULA: (Tras escuchar la súplica de su hija, la suelta, se atusa el vestido y habla de forma muy calmada) Sabía que lo comprenderías, querida. Ahora, apresúrate, que tienes que preparar la cena. Espero que nos deleites con algunas de tus mejores recetas.
FÁTIMA: (Se levanta del suelo) Enseguida, madre. (Sale corriendo de la escena agarrándose del brazo que Úrsula le había retorcido)
ÚRSULA: (Se sitúa en mitad del escenario, contemplando como se va su hijastra) ¡Oh, dios mío! ¡Maldito seas, Tomás! Tras tu muerte sólo quería que me dejarás tu dinero, como lo hicieron los otros, pero tuviste que dejarme tu inútil hija. (Pausa) ¡Ojalá ardas en el infierno! (Pausa) Pero, ¿cómo podría librarme de esta cosa? En el momento en que cumple la mayoría de edad me desharé de ella y de María Sin embargo, si puede ser antes, (Pausa. Mirando al público) mejor. (Mientras va saliendo de escena empieza a gritar) Rita, te espero en la entrada.

Sale de escena.

PRIMER ACTO
ESCENA SEGUNDA: El sueño de Fátima.
Tras abrirse el telón, aparece en escena Fátima, la cual está arreglando los destrozos provocados en la escena anterior. En ese momento, Fátima empieza a cantar el poema de Juana de Ibarbourou, La higuera.
FÁTIMA:
Porque es áspera y fea
porque todas sus ramas son grises
yo le tengo piedad a la higuera.
En mi quinta hay cien árboles bellos,
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.
En la primavera
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.
Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos que nunca
de apretados capullos se viste.
Por eso,
cada vez que paso a su lado
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento
“Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto”.
Si ella escucha,
si comprende el idioma que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol.
Y, tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa
embriagada de gozo le cuente
¡Hoy a mí me dijeron hermosa!

Tocan a la puerta. Sale de escena Fátima simulando que va a abrir la puerta.

FÁTIMA: (Desde fuera del escenario) Pero, ¿qué haces aquí? (entra en escena) Si te ve mi madre te echará a patadas (En ese instante entra Matías) No podría soportar ver cómo te hace daño.
MATÍAS: Fátima, no seas tan protectora. Ya sabes que todo lo que dice tu (gesticulando las comillas con los dedos) “madre” me lo paso por el mismo forro de los
FÁTIMA: (Le interrumpe antes de que termine la frase) Matías, por favor, no hace falta que seas tan explícito. A pesar de todo, sigue siendo mi madre y le debo un respeto. Ese fue el deseo de mi padre antes de morir.
MATÍAS: Claro, un respeto (Pausa) Por eso dejas que te pegue, te trate como a su criada, te torture psicológicamente y más cosas que seguramente no me cuentes.
FÁTIMA: Pero todo eso lo hace por mi bien. No lo hace con mala intención.
MATÍAS: Fátima, a ti te va el rollo sadomasoquista. Si quieres te dejos unas cadenas que tengo en casa. (Empieza a reírse)
FÁTIMA: (Sobresaltada) ¡Matías, por favor, controla tu lenguaje!
MATÍAS: ¡Si María tenía razón! Eres increíble. No entiendo como puedes tolerar todo esto.
FÁTIMA: Matías, es solo cuestión de tiempo. Solo quedan dos semanas para terminar las clases. Cuando tenga el título de bachillerato podré salir de aquí y poder hacer realidad todos mis sueños.
MATÍAS: Eso espero.
FÁTIMA: Claro que sí. La esperanza es lo último que se pierde. (Pausa) Estuve hablando con la profesora Hernández y me comentó que va a intentar convencer al director para que me haga entrega de la beca Miguel de Cervantes.
MATÍAS: (Sorprendido) ¿La beca Cervantes? ¡Eso sería fantástico! ¡Con esa beca podrías pagarte todos tus estudios sin pedirle nunca nada a la tordo de tu madre!
FÁTIMA: En serio, Matías, desde que saliste del armario te has vuelto un desvergonzado.
MATÍAS: (Se tumba en el sofá con aires dramáticos) ¡Es lo que tienen las cadenas de la represión!
FÁTIMA: (Se ríe) ¡No sé qué haría sin ti, feo!

Desde fuera del escenario se escucha la voz de Úrsula.

URSULA: Fátima, ¿quién ha llamado a la puerta?
FÁTIMA: Nadie, madre (Acelerada) Venga, rápido, escóndete, no puede verte aquí.
MATÍAS: Me la pica un pollo que me vea tumbado en su sofá, Fátima. (Desafiante) ¿Qué es lo que va a hacer? ¿Echarme?
FÁTIMA: Por favor, Matías, (Suplicándole) escóndete antes de que te vea.
MATÍAS: De acuerdo, de acuerdo (Mira a su alrededor) Me esconderé en este armario (Mirando al público) ¡Mira que llega a ser paradójica la vida, salir del armario para volver a entrar!

Se esconde y entra en escena Úrsula

ÚRSULA: Fátima, querida (Pausa) ¿Quién era? Juraría que estabas hablando con alguien en el comedor, pero veo (observa a su alrededor) que me equivocaba.
FÁTIMA: (Con la mayor naturalidad del mundo) Hace un momento han pegado a la puerta unos vendedores ambulantes de libros (Pausa) No paraban de insistir en que les comprara unas enciclopedias. ¡Ya sabe lo persistentes que llegan a ponerse por tal de comprarles algo!

Se asoma Matías desde el armario en el cual se ha escondido.

MATÍAS: ¡Madre mía! Incluso yo me tragaría esta bola ¡No miente bien ni nada la higuera!
ÚRSULA: Perfecto, cielo (Pausa) Veo que estás aprendiendo de tu madre (Pausa) En fin, ¿has preparado todo lo que te dije?
FÁTIMA: Sí, madre (Con voz cansina) Preparé todo lo que me pidió.
ÚRSULA: ¿Fregaste el suelo de la segunda planta?
FÁTIMA: Si y también la de la primera planta.
ÚRSULA: Perfecto (Pausa) ¿Quitaste el polvo de las cortinas del comedor y de la biblioteca?
FÁTIMA: No, madre. Ayer por la tarde limpié todas las cortinas de la casa. Pensé que ya no haría falta hoy.
ÚRSULA: Pues hazlo, higuera. ¡Mira que llegas a ser vaga! Todo tiene que salir perfecto esta tarde.
FÁTIMA: (Sorprendida) ¿Esta tarde? ¿Viene alguien en particular?
ÚRSULA: Los amigos de tu hermana Rita vendrán esta tarde a merendar y todo tiene que estar reluciente. No nos podemos permitir ningún descuido, así que, cuando lleguen, ten la amabilidad de no salir de tu habitación en todo lo que quede de día (Pausa) ¿me he explicado con claridad?
FÁTIMA: Sí, madre.
ÚRSULA: Así me gusta, obediente y sumisa.

De nuevo, desde su escondite, habla Matías.

MATÍAS: ¡Algún día te arrepentirás por el trato que le das a Fátima, arrugada!
ÚRSULA: ¿Decías algo, querida?
FÁTIMA: (Pasando el peor momento de su vida) Nada, madre, sólo decía que veía su falda un poco arrugada y sería conveniente darle un planchado ante de la llegada de los amigos de Rita.
ÚRSULA: ¿Arrugada? (Se mira la falda) La verdad que tienes razón. (Se quita la falda y se la tira a Fátima a la cara) Pues ya sabes lo que tienes que hacer. Déjala tan tersa como mi piel, ¿queda claro?
FÁTIMA: Como el agua, madre.

Sale de escena Úrsula y de su escondite surge Matías.

MATÍAS: Pues ya no hace falta que planches nada si quieres dejarla como su piel (empieza a reírse)
FÁTIMA: Por lo que más quieras, Matías, que te va a oír.
MATÍAS: ¡Pues que me oiga! Fátima, abusa de ti como quiere y tú no lo ves.
FÁTIMA: (Muy nerviosa) ¡Qué no lo veo, que no lo veo! Todos los días me levanto a las cinco de la mañana para servir a madre y a Rita, les preparo la comida, les lavo la ropa a mano y se la plancho, les recojo la casa y ni siquiera me lo agradecen. (Pausa) Ni siquiera me dejan tiempo para estudiar A pesar de todo, aguanto todo esto como mi padre me enseñó y estudio todo lo que puedo para salir de aquí y no volverlas a ver. ¡Solo necesito tiempo!

Entra en escena María.

MARÍA: ¡Por fin escucho a mi hermana en su sano juicio! (le da un abrazo) Fátima, sabes que te echaré muchísimo de menos cuando te vayas, pero te ayudaré en todo lo que esté en mi mano para sacarte de aquí.
MATÍAS: ¡Y yo también! ¡Te ayudaremos a resistir el poco tiempo que te queda aquí!
FÁTIMA: Muchísimas gracias a los dos (Pausa) No sé qué haría sin vosotros. Pero ahora toca limpiar. Ya la habéis oído (Imitando la voz de su madre) Todo tiene que salir perfecto. Así que salir de aquí antes de que descubra que estáis hablando conmigo.
MATÍAS: ¡Como quieras, preciosa! Nos vemos mañana (Le da un beso a Fátima) ¡Hasta luego, María!
MARÍA: ¡Nos vemos luego, Matías! (Sale de escena Matías) ¿Quieres que te ayude en algo?
FÁTIMA: Sabes que estás castigada sin salir de tu habitación y que te está totalmente prohibido ayudarme en cualquier tipo de tarea doméstica (imitando la voz de su madre) ¡Las hijas de doña Úrsula de Sotomayor nunca se mancharán las manos con las tareas domésticas que puede hacer la higuera!
MARÍA: (Se ríe) En serio, cuando la imitas, eres única (Pausa) Si necesitas ayuda, sólo tienes que pedírmelo.
Sale de escena María. Fátima contempla como se va. Cuando comprueba que nadie la observa, muy lentamente se sienta en la silla y se tapa la cara con las manos.
FÁTIMA: ¡Por favor, que alguien me ayude, ya no puedo más!

Se cierra el telón.



ACTO PRIMERO
TERCERA ESCENA: La visita de los amigos de Rita

En mitad del escenario, sentados en torno a la mesa del comedor, se encuentran Rita, Natalia, Agustín y Carlos.

NATALIA: ¡Pobre Rita! Lo mal que lo has tenido que pasar esta misma mañana. Sin embargo, hija, no sé como dejaste que tus hermanas te metieran en este lío.

RITA: Ellas, con tal de hacerme la vida imposible, harían cualquier cosa (Intentando cambiar de tema) Entonces, ¿te ha gustado mi regalo? Al verlo, mi madre y yo supimos que te quedaría genial.

NATALIA: Es realmente precioso, Rita. No te puedes imaginar lo feliz que me has hecho. (Pausa) Pero no tendrías que haberte molestado. Os ha tenido que costar muchísimo.

RITA: Ya sabes que no es molestia.

CARLOS: La verdad es que te queda muy bien, Natalia.

NATALIA: Eso es porque tú me miras con ojos de enamorado, Carlos. (Pausa) Por cierto, cambiando de tema, ¿os habéis enterado lo del premio Cervantes?

AGUSTÍN: ¿El premio que se da todos los años en el último curso?

CARLOS: ¿La beca que únicamente recibe el mejor alumno del instituto para que pueda costearse todos sus estudios universitarios?

NATALIA: Exacto. (Pausa) Pero no es sólo eso.

RITA: (Con voz anhelante) El que obtenga la beca Cervantes será considerado como el mejor de todos los alumnos dentro de esa promoción, el alumno más popular de todos.

NATALIA: Eso es, Rita.

RITA: Pero ya sabemos todos que ese premio te lo llevarás tú, Natalia. Eres la chica más bella de todo el instituto, todos quieren estar a tu lado, incluso los profesores ¡Tú te lo mereces más que nadie!

NATALIA: ¡Eres todo un encanto, Rita! Sin embargo, yo no soy digna merecedora de esta beca.

CARLOS: (Sorprendido) Entonces, ¿quién si no tú merece esa beca?

NATALIA: Sin lugar a dudas, (bebe un poco de té para crear suspense a la escena) Rita.

CARLOS, AGUSTÍN Y RITA: (Sorprendidos) ¿Qué?

NATALIA: (Le coge las manos a Rita) Rita, nunca he conocido a nadie tan bueno y generoso como tú (Pausa) Sé que el voto del alumnado será decisivo para decidir quién se merece el premio. Haré todo lo posible para que ganes esa beca.

RITA: (Empieza a saltar de alegría) ¿Harías eso por mí? (Le da un abrazo efusivo) Gracias, Natalia, muchas gracias (Le agarra del brazo) Vente, vamos a contárselo a mi madre, que seguro que se muere de la emoción.

Salen de escena Natalia y Rita.

CARLOS: ¡Vaya! Esto sí que no me lo esperaba.

AGUSTÍN: Natalia rechazando un premio para ayudar a una amiga a conseguirlo. (Alucinado) Realmente fascinante (Golpeando en el hombro a su amigo) ¡Anda que no tienes suerte ni nada! ¡Estás saliendo con una santa!

CARLOS: Calla, calla, que no veas el esfuerzo y el dinero que supone. (Pausa) Bueno, ahora que Rita va a ser tan popular, podrías pensar en echarle el lazo. En el momento en que corra la noticia, todos querrán estar con ella.

AGUSTÍN: Pues para ellos. (Pausa) Ya sabes que no siento nada por ella. Además, mi corazón está ocupado por otra. No deja de pensar en ella en cada momento.

CARLOS: En serio, chico, no sé que le ves a esa muchacha. Nunca se relaciona con nadie, salvo con ese mariposón y la sargento. Aparte, (pausa) ¿te has fijado en su manera de vestir? No sé, no me extraña que le digan la higuera.

AGUSTÍN: (Ofendido) ¡Eres un materialista, Carlos! ¿Cómo puedes hablar así de Fátima, mi Fátima, sin conocerla? Nunca antes había conocido a una chica tan inteligente como ella, siempre está sonriendo a pesar de que todos la insultan, es fabulosa.

CARLOS: Sin embargo, tú no existes para ella. (Pausa) Mira que te ha dado fuerte por la (Agustín lo mira desafiante) por esa chica iba a decir.

AGUSTÍN: Pues ni una palabra a nadie, ni siquiera a Natalia, ¿me has entendido?

CARLOS: Sin problemas, colega (Pausa) Ya sabes que puedes confiar en mí.

AGUSTÍN: Eso espero.

En ese instante entran Natalia y Rita abrazadas por la cintura.
NATALIA: ¡Venga, chicos! ¡Nos vamos! Hay que preparar muchas cosas. Normalmente la beca Cervantes suele otorgarse en la fiesta de fin de curso.


RITA: Es decir, dentro de una semana para ser exactos.


NATALIA: Y tenemos que estar espectaculares (Se aparta de Rita y le coge de la mano a Carlos) Así que arreando que es gerundio.

RITA: Tú lo has dicho, Natalia

Salen todos de escenas, menos Agustín.
AGUSTÍN: Esperadme afuera un momento, tengo que ir al cuarto de baño.

RITA: (Desde fuera del escenario) ¡De acuerdo, Agustín, como si estuvieras en tu casa!

Agustín va a salir por el lado opuesto del escenario y justo cuando va a salir, se detienen en seco y entra Fátima.

AGUSTÍN: (Muy nervioso) ¡Hola, Fátima! ¿Qué tal? ¿Estás mejor? Rita me comentó que estabas indispuesta.

FÁTIMA: (Asustada) ¡Ay, Dios mío! Pensé que ya os habíais marchado todos Tengo que irme antes de que me vea mi madre.

AGUSTÍN: (Le agarra de la mano) No te preocupes por eso. Si aparece tu madre ya me inventaré cualquier excusa. (La suelta)

FÁTIMA: (Muy sorprendida) Bueno, gracias Agustín, pero no hace faltas que te tomes esas molestias por mí.

AGUSTÍN: Si no lo son, Fátima (Pausa. Empieza a ponerse más nervioso que antes) No sé cómo decirte esto, pero ahí va

FÁTIMA: ¿Qué te sucede, Agustín? ¿Estás bien?

AGUSTÍN: (Le agarra de los brazos) Fátima, ¿te gustaría venir al baile de fin de curso conmigo?

FÁTIMA: (Alucinada) ¿Cómo? (Enojada) Mira, Agustín, si esto es una de las bromas pesadas de Rita, te acordarás de mí el resto de tu vida. Ya lo que me faltaba por escuchar para rematar el día.

AGUSTÍN: (La detiene en seco) Fátima, esto no es una broma ni nada que se le parezca. (La mira a los ojos) Quiero ir al baile contigo porque estoy enamorado de ti. Desde hace tiempo no he dejado de pensar en otra persona que no seas tú, pero nunca he tenido el valor suficiente para confesártelo (pausa) hasta este preciso momento. (Pausa) Te amo, Fátima.

FÁTIMA: (Sin poder creérselo) Vaya, yo (pausa) no sé qué decir.

AGUSTÍN: Dime que vendrás al baile conmigo y me darás una oportunidad para poder conquistarte, ¿lo harás?

FÁTIMA: (Muy alagada) Por supuesto, Agustín. Iré contigo al baile.

AGUSTÍN: (Emocionado) ¡Bien! (Le agarra de la cintura, la eleva y le empieza a dar vueltas) Ya verás, todo saldrá a las mil maravillas. Todo será genial. (La baja y le da un abrazo)
De repente, entra Rita en escena y los pilla abrazados.

RITA: ¿Te queda mucho, Agustín? No podemos esperarte por más tiempo, pronto cerrarán las tiendas. (Se detiene en seco contemplándolos) ¿Qué estabas haciendo abrazando a eso?

AGUSTÍN: ¿Cómo te atreves? (Le interrumpe Fátima)

FÁTIMA: No ha pasado nada, Rita. (Pausa) Al ver que os marchabais, he bajado para recoger las tazas y los platos de la merienda y me he encontrado con Agustín. Quería ir al baño y al salir se ha tropezado conmigo (Pausa) Ya sabes que siempre estoy en medio.

RITA: Si ya decía yo que no podía ser cierto lo que estaban viendo mis ojos (Empieza a reírse de forma maliciosa) ¿Cómo se podría fijar alguien en ti, higuera? Bueno, ahora que estás aquí, quiero que estés presente en este instante y participes como testigo (Se dirige a Agustín) Agustín, ¿puedes venir un momento a mi lado?

AGUSTÍN: (A la defensiva) Claro, Rita. (Se sitúa al lado de Rita)

RITA: Delante de esto (Señala a Fátima) te voy a conceder el honor de que me acompañes al baile de fin de curso (Pausa) Sabes que todos querrán ir conmigo, pero al ser el mejor amigo de Carlos, el novio de mi mejor amiga, es preciso que vayamos juntos.

AGUSTÍN: (Mirando a Fátima) Rita, yo, no sé cómo decírtelo, pero es que ya tengo (Le interrumpe Fátima)
FÁTIMA: Ya tiene el traje y estará encantado de ir contigo, Rita (Pausa) ¡Cómo no iba a estarlo! ¿A qué estás de acuerdo en acompañarla, Agustín?

RITA: (Risas) ¡Cómo yo suponía! Agustín, te espero fuera. No me tardes. (Le da un beso en la mejilla)
Sale de escena.

AGUSTÍN: (Sin terminar de creérselo) Pero, ¿cómo has podido Fátima? ¿No íbamos a ir juntos al baile? Te comprometiste a ello apenas unos minutos.

FÁTIMA: Carlos, fíjate en mí. Te dejaré en evidencia. Es mejor que suceda así, antes de que te arrepientas de haber ido a la fiesta con una higuera.

AGUSTÍN: Pero yo quiero ir contigo, Fátima. Te quiero.

FÁTIMA: Pues yo no (Pausa) Así que vete ahora y no vuelvas a hablarme más, por favor.

AGUSTÍN: (Se aparta de ella) Llevo enamorado de ti desde hace años, defendiendo a capa y espada siempre que te insultaban. Eres un engendro, Fátima. Estaba equivocado. Sabes, olvida todo lo que te he dicho hoy. Será lo mejor.

Sale de escena Agustín.

FÁTIMA: (Empieza a llorar) Será lo mejor, amor mío.



SEGUNDO ACTO

ESCENA PRIMERA: El premio Cervantes

En mitad de la sala del despacho del director del Instituto “Miguel de Cervantes Saavedra” se encuentra el profesor Joaquín Torres firmando unos documentos.

Pegan a la puerta.


DIRECTOR: Adelante, puede pasar.

Entra en escena la profesora Ana Hernández.

ANA: Buenos días, Joaquín, con su permiso, ¿puedo pasar?

DIRECTOR: Por supuesto, Ana, te estaba esperando para ultimar unos pocos detalles que son de gran importancia.

ANA: Lo sé, lo sé (Pausa) perdona por llegar un poco tarde. A estas horas de la mañana el tráfico es asfixiante.
DIRECTOR: Mujer, que es para tanto (Pausa) En fin, Ana, empecemos cuanto antes con la reunión. Me he citado con la presidenta de la Asociación de Padres dentro de quince minutos. Como sabrás, todos los años se concede al final de curso una beca de gran magnitud, la beca Cervantes.

ANA: La beca que costea los gastos universitarios de uno de nuestros mejores alumnos.

DIRECTOR: Exacto. (Pausa) Normalmente, hago que todos los profesores del último curso de Bachillerato entreguen un informe personal sobre el alumno que merece dicha condecoración. (Pausa) Tengo el voto de cada uno de ellos y solo falta el tuyo.

ANA: Pues, sin ninguna vacilación, mi voto va directo a (La interrumpe el director.
DIRECTOR: A Fátima de Colmenero

ANA: (Se ríe) ¿Soy tan predecible?

DIRECTOR: Todos lo sois, realmente. (Pausa. Mirando unas notas en su mesa) La nota media de esta alumna es excepcional. Nunca ha bajado del sobresaliente. No es de extrañar que sea digna merecedora de la beca. (Pausa) Sin embargo, ya sabe que el voto de los profesores sólo supone el 40% de la decisión final.

ANA: ¿Cómo? ¿El 40%? Pero, eso es injusto (Pausa) ¿Y el resto del porcentaje? ¿Quién lo decide?

DIRECTOR: Bien, te lo explicaré (Pausa) Un 40% lo decide el profesorado, el cual suele ser el voto más objetivo, debido a que tiene en cuenta la nota media de los alumnos (Pausa) Un 20% lo decide el alumnado del centro (Pausa) Otro 20% lo decide la Asociación de Padres y el último 20 lo decido el director, en este caso, mi persona.

ANA: Darío, eso no se puede permitir. ¿Quiénes son nuestros alumnos para otorgar un premio de esta importancia? No se ajustarán a un criterio bien definido (Pausa) ¿quién sabe quién puede salir elegido entre ellos?

DIRECTOR: Pues la hermana de vuestra elegida, la señorita Rita de Sotomayor.

ANA: ¿Cómo? ¿Esa petarda? Ha aprobado por los pelos durante todo el curso. Su nota media es de suficiente. Nunca se ha esforzado, ya que sigue la ley del mínimo esfuerzo. ¡No es merecedora de la beca Cervantes!

DIRECTOR.: Ana, no se preocupe (Pausa) Aún queda el voto de la Asociación de Padres y el mío propio. Sabes que normalmente me pongo a favor del profesorado del centro y suele ganar vuestro elegido.

ANA: (Suspira) Menos mal (Pausa) ¿Y cómo que ha salido Rita?

DIRECTOR: Como sabrá, los alumnos suelen votar en masa a la misma persona. La señorita Natalia Figueroa ha tenido mucho que ver en esta decisión por lo que he escuchado por los pasillos.

ANA: En fin, no hay que por qué preocuparse. Al final, Fátima se llevará la beca. Sin lugar a dudas, es lo justo. El esfuerzo debe ser recompensado.

DIRECTOR: ¡Amén!

Empiezan a reírse a carcajadas. De pronto, suena el teléfono. El director lo coge.
DIRECTOR: Dime, Aurora (Pausa) La representante de la Asociación de Padres (Pausa) Por supuesto, dígale que puede pasar (Cuelga el teléfono) Mira por donde, Ana, que ahora nos vamos a enterar quién es el elegido por las familias.

Entra en escena Úrsula, la presidenta de la Asociación de Padres.

ÚRSULA: ¡Querido, Joaquín, qué alegría volver a verle de nuevo! (Para poder darle dos besos, Úrsula, de un culazo, aparta a Ana de su camino) No se imagina cómo deseaba verle y más en estos días (Lo mira de arriba abajo) Por cierto, ¿está yendo al gimnasio? Lo noto (empieza a tocarle el brazo) muy robusto.

DIRECTOR: (Halagado) Hago footing todas las mañanas y es rejuvenecedor, señora de Colmenero. (Le interrumpe Ana de un carraspeo) En fin, me imagino que el motivo de su visita se deberá para notificarme al elegido de la beca Cervantes por parte de la Asociación de Padres, ¿me equivoco, señora de Colmenero?

ÚRSULA: (Muy sensual) Úrsula (Pausa) llámeme Úrsula, señor director (Pausa) Sí, ese es el motivo de mi visita, aunque preferiría que permaneciéramos a solas para poder notificárselo (Pausa. Se tapa la boca pensando que Ana no puede oírla) No me gusta el ambiente que hay por aquí, no sé si me explico (La señala)

ANA: ¡Qué insolencia! ¿Cómo se atreve?

DIRECTOR: Cálmense, señoras (Pausa) La profesora Hernández está en este momento en mi despacho como representante del cuerpo de profesores, por lo tanto es preciso que permanezca en este momento con nosotros.

ÚRSULA: (Percatándose de su error) ¡Oh, Dios mío, no lo sabía! Perdóname, señorita, espero no haberla ofendido en ningún instante.

ANA: En absoluto, señora.

DIRECTOR: ¿Y cuál ha sido el elegido de la Asociación de Padres?


ÚRSULA: Elegida. (Pausa) Por decisión unánime, la Asociación de Padres del instituto Miguel de Cervantes Saavedra ha decidido que, con respecto a la parte que nos concierne, la beca Cervantes vaya dirigida a la señorita (La interrumpen)
ANA: Rita de Colmenero, ¿me equivoco?

ÚRSULA: (Molesta por haber sido interrumpida) Además de entrometida, es un poco bruja por lo que veo (Se ríe) Sí, así es, la señorita Rita de Colmenero ha sido elegida.

ANA: Exijo ver el recuento de votos, señora (Pausa) Ya sabe que el tongo no está permitido.

ÚRSULA: Señor director, ¿cómo permite que esta profesorucha del tres al cuarto se dirija ante mí de esta forma? El Ministerio de Educación tendrá noticias de ello sin ninguna duda.

DIRECTOR: Por favor, Ana, déjenos solos. Pero antes de irse, discúlpese ante la señora de Colmenero.

ANA: (Se ríe de forma sarcástica) ¡Antes muerta!

Sale de escena la profesora Ana Hernández.

ÚRSULA: ¡Qué carácter! Espero que decida deshacerse de esta mujer pronto (Pausa) Es una mancha negra en el buen expediente de este ilustre centro educativo.

DIRECTOR: Sin lugar a dudas, puedo decirle que es una de las mejores profesoras de la cual hemos podido disponer, señora de Colmenero.

ÚRSULA: Llámeme Úrsula, señor director. (Pausa) Antes de marcharme me gustaría hacer una pequeña donación personal al centro (Saca de su bolso un cheque y se lo entrega al director)

DIRECTOR: (Sorprendido, coge el cheque) ¿Cómo? ¿10.000 euros? Pero, ¿a qué se debe esta magnífica donación?

ÚRSULA: Señor director, sé que su voto será decisivo en la fiesta de fin de curso y que en su mano está que mi hija mayor, Rita, se lleve la beca Cervantes. Si se diera el caso de que mi hija ganase el premio, no dudaría en extenderle otro cheque en el cual duplicara el valor del anterior que le acabo de donar. (Pausa) Me imagino que el centro no irá muy bien de fondos y esto puede resultar beneficioso.

DIRECTOR: ¿Quiere que la señorita Rita de Colmenero gane a cambio de todo este dinero? ¿No es esto un soborno, Úrsula?

ÚRSULA: (Ofendida) ¡Vaya, por Dios, qué palabra más horrible! Digamos que es un pequeño obsequio, director (Mira la hora) ¡Qué tarde se me ha hecho! Tengo que salir inmediatamente (Se levanta) Y recuerde, nunca hemos tenido esta conversación, querido (Pausa) Le veré el viernes por la noche.

Sale de escena
DIRECTOR: En fin, creo que ya tenemos una clara vencedora.

Coge una pluma y firma en un papel que tiene en la mesa, cerrando de esta forma la elección del ganador de la beca Cervantes.


ACTO SEGUNDO

ESCENA SEGUNDA: La prohibición

Volvemos a encontrarnos en la casa de la familia de Fátima. En escena se encuentran Fátima, Rita, María y Úrsula. Todo se encuentra revuelto. Falta poco para el baile y los nervios están a flor de piel.

RITA: (Muy nerviosa) ¡Madre! ¿Qué me pongo? ¿El vestido rojo o el negro? ¿Y si los combino? ¡Quítate de en medio, higuera! (Le da un empujón a Fátima, la cual estaba recogiendo unos platos de la mesa del comedor, haciendo que se les caiga al suelo)

ÚRSULA: ¡Mira que llegas a ser torpe! ¡Recógelos, inútil! (Dirigiéndose a Rita) Ponte el vestido rosa, querida, resalta el color de tu piel.

Sale Úrsula de la escena.

MARÍA: No te preocupes, Fátima (Pausa) Sube a tu habitación, cámbiate y yo me encargo de recoger todo este desastre.

FÁTIMA: Gracias, María, pero ya lo recojo yo. Es sólo un segundo lo que voy a tardar.

Tras oír este comentario, Rita, que estaba moviéndose sin parar por todo el escenario, se para en seco.
RITA: (Sorprendida) ¿Acoso escuchan bien mis oídos? ¿Tú vas a venir a la fiesta? (Empieza a reírse a carcajadas) ¿Y qué te vas a poner? ¿Un saco de patatas? (Sigue sin parar de reírse)
MARÍA: (Enfurecida) ¡Ahora sí que me has tocado toda la breva! (Con toda la fuerza de la que dispone, le da un puñetazo en el ojo a Rita, la cual se cae al suelo de bruces y empieza a llorar y a gimotear)

RITA: ¡Madre, madre! ¡Mi ojo! ¡Me ha sacado el ojo!

Se levanta y corriendo se dirige al espejo que está situado en un extremo del escenario, percatándose de que éste empieza a ponerse morado
RITA: (Grito desgarrador) ¡Me has arruinado la noche, perra!

Rita agarra del pelo a María y ambas hermanas se enzarzan en una terrible pelea.
FÁTIMA: (Intentando separarlas a toda costa) Por favor, parad de una vez (Grita) ¡Madre, venga rápido!

Entra Úrsula.

ÚRSULA: Pero, ¿qué es este escándalo? (Se acerca a sus hijas) ¡Niñas, niñas, parad de una maldita vez!

María, de un empujón, se deshace de Rita, la cual cae al suelo. Se levanta enojada. Cuando va a golpearle Rita de nuevo para vengarse, Úrsula, que se había puesto en medio de la disputa, recibirá un golpe en el labio.

ÚRSULA: (Grito desgarrador) ¡Mi labio! ¡Me has partido el labio, estúpida!

RITA: ¡Madre, lo siento, perdóname, no quería golpearte a ti! (Pausa) Todo lo empezó la inútil de la higuera. Obligó a María a que recogiera los platos que ella misma había destrozado.

MARÍA: ¡Embustera! ¡No es verdad! (Señalando a Rita) Ella empezó con la pelea.

RITA: Y otra cosa, madre (Pausa) Decía que Fátima quiere ir al baile con nosotras y antes muerta que ir acompañada de eso. Me niego a que asista a mi momento de gloria.

MARÍA: ¿Tu momento de gloria? ¿Piensas que ganarás la beca Cervantes? (Empieza a reírse) ¡Eso nunca sucederá! Fátima se llevará la beca por ser la mejor estudiante de todo el instituto.

RITA: (Risa histérica) Eso nunca sucederá. Después del soborno que madre le hizo al director, seré la elegida, la más popular.

ÚRSULA: ¡Rita, cállate, estás hablando demasiado!

FÁTIMA: ¿Cómo? ¿Un soborno? ¿Habéis comprado el premio para que gane Rita?

ÚRSULA: ¡Cállate, higuera! ¡A ti quién te ha dado vela en este entierro! No vuelvas a dirigirte nunca de esa forma a ninguna de nosotras (Le agarra del brazo) Y ten seguro otra cosa (Pausa) No irás al baile, ¿entendido? (Señalando a María) Ninguna de las dos (Pausa) Vámonos, Rita, tenemos que terminar de arreglarnos e intentar disimular por todos los medios ese ojo.

RITA: (Llorando) ¡MI ojo, mi ojo!

Rita y Úrsula salen de escena.

FÁTIMA: (Se cae de rodillas al suelo) ¡Han comprado el premio! (Pausa) Me pasaré el resto de mis días encerrada aquí con ellas sin poder seguir estudiando. (Empieza a llorar desesperadamente)

MARÍA: ¡Fátima, no te pongas así! (Pausa) Ya verás que todo se solucionará. No creo que el profesor Torres haya aceptado tal cosa. Además, la profesora Hernández nunca permitiría tal cosa.

FÁTIMA: Pero, ¿no te das cuenta de nada, María? Rita ya tiene el voto de la Asociación de Padre, el de los alumnos y el del director (Pausa) Todo se ha perdido.

MARÍA: No digas eso, Fátima, por favor, encontraremos una solución entre las dos.

FÁTIMA: Todo se ha perdido. (Pausa) Creo que será mejor que me retire a mi dormitorio. Estoy muy cansada.

Fátima sale de escena.

MARÍA: Tengo que buscar una solución, pero ¿cómo? ¿Qué puedo hacer? Si no hago nada, Rita se llevará la beca y Fátima estará perdida. Madre nunca le pagará los estudios y la tendrá encerrada aquí sirviéndola hasta destruirla. (Pausa) Sin embargo, algo viene a mi mente. (Pausa) Una idea formidable (Pausa) Pero necesito ayuda y sé quiénes me la pueden dar.

María sale de escena, cerrándose el telón tras su salida.

ACTO SEGUNDO

ESCENA TERCERA.

El escenario sigue siendo la casa de la familia de Fátima, sin embargo hay algo nuevo. En mitad del escenario, se encuentra un biombo, ocultando el centro del tercer término de la escena.

Entra Rita por la derecha del escenario, vestida y preparada para el baile.

RITA: ¡Madre, ya son las nueve en punto! ¡Dentro de media hora empezará el baile y debemos irnos inmediatamente!

Entra María, muy sofocada, por la izquierda del escenario

MARÍA: (Con ironía) Vaya, vaya, vaya (Pausa. Rodeando a su hermana, mirándola de arriba abajo) Ni siquiera con todo ese maquillaje has podido disimular ese ojazo.

RITA: ¡Calla, mala pécora! Todo es por vuestra culpa. Ya se me ocurrirá cualquier cosa para poder disimularlo.

RITA: Pues eso, a disimular (Mirando el reloj) que vas a llegar tarde a tu gran momento.

RITA: Tienes toda la razón, perra (Pausa. Grita) ¡Madre, que no llegamos!

Entra Úrsula por la derecha del escenario.

ÚRSULA: ¡Ya voy, hija! No sabes lo que he podido tardar para disimular el labio (Mirando a María) Ni se os ocurra salir de esta casa (Pausa) ¡Qué paséis buenas noches!

Salen de escena Rita y Úrsula riéndose de María.
MARÍA: ¡Mira que llegan a darme grima estas dos! ¡Espero haber sido adoptada! (Se cerciora de que se han ido) Venga, ya puedes salir. No creo que regresen por ahora.

Entra en escena Matías.

MATÍAS: ¿Te has fijado en su forma de vestir? ¡Eso sí que es un atentado contra el buen gusto! ¡Vaya par de cardos borriqueros!

MARÍA: ¡Oye, Matías! ¿Y a ti que te han hecho los cardos? No vuelvas a compararlos con esas dos. ¡Pobrecitos!

Ambos amigos se miran y empiezan a reírse.
MARÍA: Bueno, bromas aparte, ¿dónde está ella? Me dijiste que podrías localizarla.

MATÍAS: ¡Y lo hice! No tardará mucho en llegar.

MARÍA: ¡Perfecto! La primera parte de nuestro plan está cumplida. Rápido, no nos queda mucho tiempo, tenemos que preparar a Fátima para su gran momento, ¿lo has traído todo?

MATÍAS: (Le enseña un maletín) Todo, sargento.

MARÍA: ¿Y el vestido?

MATÍAS: Me dijo ella que se encargaría, que por eso iba a tardar un poco más (Pausa) ¡Mira que llega a darme miedo esa mujer! ¡A saber lo que está tramando!

MARÍA: ¡Es fabulosa! (Se acerca al lado derecho del escenario y empieza a gritar) ¡Fátima, ven pronto, por favor! ¡Necesito tu ayuda! ¡Fátima!

Tras pegar el grito, se escuchan de fondo unos pasos acelerados. Entra en escena Fátima, vestida con un camisón muy antiguo y un moño recogiéndose el pelo.

FÁTIMA: ¿Qué sucede, María? ¿Estás bien? ¿A qué vienen esos gritos?

MARÍA: Lo siento, Fátima, pero no es momento de explicaciones (Con decisión) Nos vamos a la fiesta ya.

FÁTIMA: ¿Qué? (Se percata de la presencia de Matías) ¿Matías? ¿Qué haces aquí?

MATÍAS: Pues jugando al ajedrez (Exaltado) ¿Y tú qué crees? Estamos aquí para echarte un capote (Ordenando a María) Venga, rápido (Señalando al biombo) Sitúala aquí y que comience el cambio.

FÁTIMA: Pero, ¿qué estáis diciendo? ¡No quiero que hagas ningún cambio! Me gusto tal y como soy.

MARÍA: Nos gustas como eres, Fátima. Sin embargo, en ocasiones, una debe ir impecable y, no te ofendas, (Coge de detrás del biombo unas bragas de abuela y se las enseña al público) creo que necesitas un poquito de ayuda.

MATÍAS: ¿Sólo un poco? (Coge de su maletín lencería roja muy sensual y se la pasa a María, enseñándola al público y luego dándosela a Fátima)

FÁTIMA: (Histérica) ¿¡¿Qué?!? ¡Me niego a ponerme esto! ¿A dónde voy a salir así?

MATÍAS: Tú haznos caso y sin rechistar.

FÁTIMA: ¡Me las pagaréis! (Por detrás del biombo, hace que se las pone) ¡Oye, pues no me queda tan mal que digamos!

MARÍA: (Se asoma) ¡Mujer, te queda genial!

MATÍAS: Yo también quiero verlo (Se intenta asomar)
FÁTIMA y MARÍA: (Gritando) ¡Ni se te ocurra!

MATÍAS: (Con resignación) Vale, vale, pero que conste que tengo menos peligro que un león sin dientes.

MARÍA: (Mirándolo fijamente) ¡Mira que llegas a ser mariposón! Anda, entra y tunéala de una vez.

MATÍAS: ¡Ha llegado mi momento! Espero que tengas un albornoz o algo, porque voy a pasar (Coge su maletín y se sitúa detrás del biombo, junto con Fátima)

MARÍA: Tunéala fuerte, de acuerdo, pero que no parezca una ordinaria de tres al cuarto.

FÁTIMA: ¡Ay, dios mío! Por cierto, María, no seas verdulera.

MARÍA: Perdón, Santa Teresa de Jesús.

MATÍAS: Si dejas de moverte, tardaré menos, (Pausa) Por cierto, Fátima, te voy a presentar a una amiga que se convertirá en algo muy importante en tu vida a partir de este momento.

FÁTIMA: ¿A quién, Matías?

MATÍAS: Fátima, te presento a la señora cera. Ella hará todo lo posible para quitarte esos matojos que tienes en el mostacho y en los sobacos.

FÁTIMA: (Ofendida) ¡Chico, sin ofender!

MARÍA: Cielo, con ese mostacho podemos montar una tienda de pelucas.

FÁTIMA: (Grito desgarrador)

MATÍAS: Pues te queda el otro sobaco, mona.

Suena el timbre de la puerta.

MARÍA: ¡Es ella! ¡No tardo en volver!


Sale de escena.

FÁTIMA: (Grito desgarrador)

MATÍAS: Y tan solo queda el bigote.

FÁTIMA: ¡Eres un bestia!

MATÍAS: Porque aún no te has quitado los pelos de las ingles, sino sabría lo que es el dolor.

FÁTIMA: ¡Ni te acerques, animal!

Entra en escena María.

MARÍA: Fátima, ¿adivina quien ha venido a verte?

FÁTIMA: ¿Quién es? Mira que llegáis a darme miedo.

Entra en escena la profesora Ana Hernández.

ANA: Pues no deberías (Pausa) Ojalá yo tuviera amigos tan buenos como los que tienes tú.

FÁTIMA: Profesora Hernández, ¿qué hace aquí?

ANA: Llámame Ana, por favor (Pausa) ¿No lo ves? Vengo a ayudarte a recuperar lo que te pertenece por derecho propio. Esa beca es tuya y no se la llevará la inútil de tu hermana Rita.

FÁTIMA: No sé qué decir (Pausa) yo (pausa) muchas gracias (Grito desgarrador)
MATÍAS: Y con este último tirón nos despedimos del mostacho.

Se asoma Ana por detrás del biombo
ANA: ¿Toda esa cantidad de pelo es tuya, Fátima? Matías, le habrás presentado a nuestra amiga, la señora cera, ¿no?

FÁTIMA: ¡No puedo creerlo! ¡Sois todos iguales! ¡A mí me gustaba!

ANA: Bueno, sobre gustos no hay nada escrito (Le da el vestido a Matías) Cuando termines, haz que se ponga este vestido, por favor. Estoy segura que le quedará como anillo al dedo (Mirando a María) Y tú, María, corre y cámbiate ya, que al final no llegamos a tiempo.

MARÍA: No tardo más de cinco minutos. Ahora vengo.

María sale de escena.
MATÍAS: Por favor, deja de moverte de una vez.

FÁTIMA: Eso intento con todas mis fuerzas.

ANA: Fátima, me gustaría pedirte perdón por todo este altercado. Ya verás como todo sale bien y si no es así, seguro que se nos ocurrirá cualquier cosa.

FÁTIMA: Profesora Hernández, no diga eso, por favor. (Pausa) Gracias a todos vosotros por creer en mí desde el primer momento y por ayudarme.

MATÍAS: ¡Mira, Fátima, cómo te pongas a llorar me corto aquí mismo las venas! Y, por cierto, esta noche no sólo vamos a recuperar la beca Cervantes (Empieza a reírse de forma maliciosa)

FÁTIMA: No te entiendo. (Pausa) ¿Qué quieres decirme, Matías?

MATÍAS: También vamos a recuperar a tu amorcito, a Agustín.

FÁTIMA: ¿Qué dices? Ni se te ocurra tal cosa. Se quedó todo claro la última vez que nos vimos.

MATÍAS: Él te quiere y tú estás empezando a sentir algo especial por él. ¡Esta noche remataremos la faena!

ANA: Por favor, Matías, no te entretengas más y date prisa.

MATÍAS: Ya solo queda ponerle el vestido y lista.

Entra María vestida con un traje de ropa militar.
MARÍA: Preparada y lista para la guerra, profesora.

ANA: ¡Tú y tu estilo! Matías, cuando salgas, hazme el favor de no desmayarte.

MATÍAS: ¿Qué se ha puesto esta esperpento? (Se asoma y pega un grito desgarrador) Muerto antes de dejarte salir de esa forma, ¿me entiendes? ¡Muerto! (Sobreponiéndose) En fin, la higuera ya está preparada.

María y Ana se asoman.

MARÍA: ¡Estás alucinante, Fátima!

ANA: Dejarás a todos anonadados.

MATÍAS: ¡Ha sido todo un récord personal! (Se empieza a besar así mismo) ¡Gracias, gracias!

FÁTIMA: ¡Esta soy yo! Me veo tan (Pausa) espectacular.

ANA: Eres como la higuera de Juana de Ibarbourou

MARÍA: Bueno, dejémonos de milongas y salgamos, acabo de recibir un mensaje y el acto de la ceremonia de la beca Cervantes dará comienzo a las once en punto (sobresaltada) ¡Y tan solo queda media hora!

ANA: ¡Salgamos todos rápido!

Salen todos menos Fátima, la cual sigue oculta detrás del biombo.
FÁTIMA:

Y tal vez, a la noche,
Cuando el viento abanique su copa
Embriagada de gozo le cuente
¡Hoy a mí me dijeron hermosa!


TERCER ACTO

ESCENA PRIMERA: El baile de fin de curso

El escenario ha cambiado por completo. Ahora todo se encuentra decorado simulando el último baile del curso. El escenario está repleto de alumnos que bailan al son de la música. En mitad de la escena se encuentran Natalia y Carlos bailando, mientras que Rita está apoyada en una columna retocándose su ojo malherido. Agustín está a su lado mirando a todas partes, esperando que aparezca Fátima. Por el pasillo central, Úrsula y el director se hallan vigilando a los chicos. Ambos se acercan a la escalera central.

ÚRSULA: Espero que recuerde nuestro pequeño y cuantioso trato, Joaquín (Pausa) No me gustaría llevarme una ingrata sorpresa por su parte.

DIRECTOR: Créame, no he dejado de pensar en ello en ningún instante.

ÚRSULA: Como suponía (Se ríe maliciosamente)

Ambos se retiran al extremo del escenario, momento en el que Natalia y Carlos dejan de bailar con el fin de acercarse al lugar donde se encuentran Rita y Agustín.

CARLOS: Chico, ¿qué te sucede? No dejas de mirar a todos lados (Pausa) Ella no va a aparecer. Tienes que conseguir olvidarla.

AGUSTÍN: Crees que no lo estoy intentando. Pero realmente no puedo. Pensar que prefiere que esté con otra antes que con ella me enfurece.

CARLOS: A lo mejor, en lugar de enfurecerte tanto, deberías comprenderla un poquito mejor. No hay que ser un sabelotodo para darse cuenta del trato que recibe en su casa.

AGUSTÍN: ¿El trato que recibe en su casa? ¿Qué quieres decir? ¿La maltratan?

CARLOS: No estoy seguro de ello, pero, fíjate cómo actúa cuando está delante su madre o Rita (Pausa) Da la sensación de que las teme.

AGUSTÍN: ¿Natalia sabe algo de esto?

CARLOS: ¿Tú crees que si Natalia supiera algo seguiría siendo la mejor amiga de Rita?

AGUSTÍN: Tienes razón (Pausa) ¡Pobre Fátima!

CARLOS: ¡Cállate, se acercan Rita y Natalia! Salgamos de aquí un momento.

Salen de escena y Natalia y Rita se sitúan en mitad del escenario.
RITA: (Con tono soberbio) Natalia, ¿no lo hueles? (Inspira profundamente) ¿Te has fijado el aroma que se respira?

NATALIA: ¿Qúe se supone que tengo que oler?

RITA: El momento de mi gloria. Todos recordarán este día como mi momento.

NATALIA: (Se empieza a reír) Rita, es un momento importante en tu vida, no lo niego, pero tampoco es para tanto, cielo. (Sigue riéndose) No me imagino cómo estarás el día en que te cases.

RITA: (Muy molesta por las palabras de su amiga) ¿Cómo dices? (Le da un empujón a Natalia) ¡Eres una envidiosa! ¡No soportas que te haya robado la gloria en el último momento! ¡Al final he logrado superarte, hipócrita!

NATALIA: (Sorprendida) Rita, ¿qué te sucede? Creo que no te ha sentado nada bien el golpe. ¡Estás delirando!

RITA: ¡La que deliras eres tú, falsa! Ahora, aléjate de mío lado. En breves momentos, el director subirá al podio y me dará lo que por derecho propio me pertenece.

NATALIA: Espero que pronto te den tu merecido. No puedo creer que haya perdido mi tiempo con alguien como tú.

Sale Natalia de escena.

RITA: Eso, márchate y no vuelvas a acercarte a mí el resto de tu vida (Gritando) ¿Agustín, dónde demonios te has metido?

Entra Agustín.


AGUSTÍN: Lo siento, Rita (Pausa) Estaba con Carlos en el pasillo (Pausa) ¿Sabes lo que le ha sucedido a Natalia? Acabo de verla llorando en dirección al cuarto de baño de las chicas.

RITA: ¿Quién sabe? Todas las chicas nos ponemos nerviosas cuando se acerca un momento clave en la vida de nuestras mejores amigas. ¡Ya se le pasará!

AGUSTÍN: Rita, mira, quería preguntarte una cosa, pero no sé cómo empezar. Es de vital importancia.

RITA: Luego, Agustín. Por aquí se acerca el director.

Entra el director, el cual se dirige directo al podio donde dará entrega al premio Cervantes. Sin embargo, justo antes de subir, aparece la profesora Ana Hernández.

ANA: Joaquín, un momento, por favor (Pausa) Necesito que me des un segundo.

DIRECTOR: ¿Qué sucede, Ana? ¿Va todo bien?

ANA: Nada, no sucede nada (Pausa) Salvo que aún no se ha tomado una copa de ponche conmigo y eso sí que no se puede permitir (Se pone muy sensual) ¿O sí lo permitiría, querido director?

DIRECTOR: (Muy halagado) ¡En absoluto, Ana! (Le agarra cariñosamente el brazo) La entrega de premios puede esperar.

ANA: ¡Es usted encantador! (Se apartan del escenario y mientras lo hacen, Ana le indica a alguien que puede entrar)

Salen de escena el director y Ana y entran Marías y Matías.

MATÍAS: De mayor quiero ser como ella, ¿te has fijado lo bien que le ha seducido? ¡Está hecha una arpía de cuidado!

MARÍA: ¡Está hecha un hacha! Gracias a ella hemos podido ganar algo de tiempo, pero, ¿dónde está Fátima? Pensé que venía siguiéndonos.

Por detrás del escenario se escucha la voz de Fátima

Fátima: Aquí estoy, María.

En ese preciso instante entra en escena Fátima, provocando la sorpresa y el asombro de todos los estudiantes del Instituto Miguel de Cervantes Saavedra.

TERCER ACTO

ESCENA SEGUNDA: La entrega del premio

Fátima, poco a poco, sorprendida de que todo el mundo la contemple, se sitúa en mitad del escenario.

ALUMNO 1: ¿Quién es esa?

ALUMNA 1: No lo sé, pero me resulta familiar.

ALUMNO 2: ¿No es Fátima?

RITA: ¿Fátima? ¿Qué demonios hace ella aquí?

ÚRSULA: ¡Fátima! ¡Esto es inaudito!

ALUMNA 3: ¡Está guapísima!

ALUMNO 3: ¿Qué dices? ¡Está buenísima!

Una vez que se sitúa en mitad del escenario, María y Matías se ponen a su lado.

FÁTIMA: María, ¿qué sucede? (Señalando a todo el mundo) Todo el mundo me está observando.

MARÍA: ¿Y te extraña? Fátima, preciosa, ninguno de ellos había visto florecer de una forma tan radiante una higuera.

MATÍAS: (Exagerando) ¡A tu lado el Renacimiento se queda cojo!

FÁTIMA: (Se ríe) ¡Habló el revolucionario! (Se pone seria) Chicos, ¿conseguimos llegar a tiempo o ya es demasiado tarde para hacer algo?

MARÍA: Descuida, Fátima, la profesora Hernández está distrayendo al director (Mirando al reloj) No creo que pueda retenerlo por mucho más tiempo.

MATÍAS: No que yo diga (Señalando) Por aquí se aproximan los dos.

Entran Ana y el director, los cuales se encuentran sumergidos en una profunda conversación.

ANA: Joaquín, mire quién está aquí (Señala a Fátima) ¿No es esa la señorita Fátima de Sotomayor?

DIRECTOR: ¿La señorita Fátima de Sotomayor? (Traga saliva) ¡Está tan diferente! Pensé que no iba a venir a la fiesta.

ANA: Ni yo tampoco (Se ríe) En fin, mejor. Así presenciará cómo actúa la justicia, ¿no crees, Joaquín?

DIRECTOR: (Pensativo) Eso es (Pausa) La justicia. Si me disculpa tengo que salir un momento, debo ir al baño.

El director sale de escena. Tras salir el director, Rita se acerca a Fátima para cerciorarse de que es su hermana la que está acaparando todas las miradas.

RITA: ¿Fátima? (Pausa) ¿Qué diablos haces aquí? ¡Madre te prohibió que asistieras a la fiesta! (Gritando) ¡Márchate de aquí!

FÁTIMA: ¡Ni hablar, Rita! No me marcharé de aquí por nada del mundo (Mira a su alrededor) Ya me he cansado de ser vuestra esclava, de soportar vuestras injurias. ¡Estoy hasta el mismo (Pausa) moño de madre y de ti!

RITA: ¿Cómo te atreves a dirigirte así a mí, higuera? Ya se lo decía a madre. ¡Una mosquita muerta es lo que eres! ¿Y qué haces aquí? ¿Deseas que te siga humillando?

FÁTIMA: Vengo a recoger la beca Cervantes, la que por derecho propio me pertenece, Rita.

RITA: ¿Por derecho, querida? (Se ríe con maldad) Si ni siquiera sabes cuál es el resultado, engendro.

FÁTIMA: Pero tú sí que lo sabes, Rita. ¡Tu madre y tú lo sabéis! ¡Vosotras habéis sobornado al director para que te concedan la beca! ¡Y no lo vamos a permitir!

Este comentario provoca un gran asombro entre todos los presentes.

RITA: (Mirando a su alrededor): ¿Cómo (Pausa) cómo puedes decir eso? ¡Eres una maldita envidiosa!

FÁTIMA: (Suplicándole) Hermana, por favor, entra en razón por un instante. Sabes que madre nunca permitirá que me marche a estudiar, ya que no querrá pagarme los estudios. Necesito esa beca para convertir mis sueños en realidad. Si tienes corazón, admite que esa beca iba dirigida a mí y olvidémonos de este asunto. Te lo suplico, haz que se detenga esa falsa.

Rita la mira con los ojos muy abiertos, sorprendida por el afecto que le acaba de demostrar su hermanastra. Sin embargo, se empiezan a escuchar unos aplausos procedentes de Úrsula, que estaba oculta detrás del escenario.
ÚRSULA: ¡Qué enternecedor! Lloraría si tuviera alma (Dirigiéndose a Fátima) Querida mía, ¿no te había ordenado que te quedaras en casa?

FÁTIMA: (Mirando al suelo) Sí, madre.

ÚRSULA: Ven, acércate, quiero contemplarte de cerca. Nunca te había visto tan radiante.

FÁTIMA: (Poco a poco va levantando la mirada del suelo. Se va acercando a su madre. Pero cuando se percata de la terrible situación, se detiene en seco) No, madre.

ÚRSULA: (Sorprendida) ¿Qué? (Pausa) ¿Cómo te atreves a desafiarme en público, insignificante engendro? ¡Soy tu madre y me debes devoción absoluta!

Con todas sus fuerzas, se acerca a Fátima y le agarra del brazo, provocando un grito de dolor por parte de nuestra protagonista.

ÚRSULA: ¡Vámonos de aquí! No interrumpiremos más el mejor momento de tu hermana.

FÁTIMA: ¡Suélteme, madre! Me hace daño.

Empieza a arrastrarla para poder sacarla de escena. Intervienen en su defensa Natalia, Carlos y Agustín.

AGUSTÍN: (Con tono amenazante) Deje de hacerle daño, vieja. No se da cuenta de que está gritando de dolor.

ÚRSULA: ¿Qué acabas de decir, niñato?

NATALIA: Ha dicho que sueltes a Fátima. No me extraña de que Rita sea de la manera que es. Ya sé a quién tiene que parecerse.

ÚRSULA: ¡Estúpida presuntuosa! Deberías estarme agradecida. Con la de regalos que te hemos estado haciendo mi hija y yo. Si ya lo decía mi abuela, es de malnacidos, ser desagradecidos.

NATALIA: ¿Lo dice por esto? (Se toca el collar de brillantes que Úrsula y Rita le regalaron, se lo arranca y se lo lanza a Úrsula a su cara) ¡Quédeselo! Me habéis estado comprando al igual que habéis sobornado al director. Por vuestra culpa, (Dirigiéndose al público) escuchadme bien todos, por su culpa (Señala a Rita y Úrsula) saboteé el voto de los alumnos para que Rita de Colmenero fuera la elegida.

Al igual que el anterior comentario, este argumento provoca un gran asombro en todos los alumnos.
RITA: ¡Otra que actúa por celos!

ÚRSULA: En serio, no consigo llegar a entender como el director permite que en este centro haya alumnos como vosotros (Agarra del brazo con más fuerza a Fátima) ¡Vámonos, querida, y dejemos a tu hermana en paz!

Fátima vuelve a gritar de dolor, hecho que hace que Carlos le dé tal empujón a Úrsula, cayéndose de bruces al suelo.

CARLOS: (Con ingenuidad) Perdone, señora, soy tan torpe. No estoy acostumbrado a llevar zapatos de este tipo (Empieza a reírse)

ÚRSULA: ¡Pedazo de carne, me has empujado intencionadamente! ¡Arruinaré tu vida!

CARLOS: Señora, no se confunda, ha sido un accidente. ¿Me equivoco, Natalia?

NATALIA: Como dice Carlos, un desastroso accidente (Se ríe)

Tras la caída de Úrsula, Fátima también cayó con ella. Agustín se aproxima a ella e intenta levantarla.

AGUSTÍN: Fátima, (Le agarra de la cintura) ¿Estás bien?

FÁTIMA: Lo siento, Agustín, yo no quería hacerte daño. Fui una estúpida. ¿Podrás perdonarme?

AGUSTÍN: Sabes que lo estás. Pero ya hablaremos de esto más tarde. (Pausa) El director está subiendo a la tribuna.

Entran Ana y el director. Mientras este se aproxima a la tribuna, Ana se sitúa al lado de Fátima.

ANA: No te preocupes, preciosa. Esperemos que todo salga bien.

FÁTIMA: ¿Y si no es así, Ana?

ANA: Ya se nos ocurrirá algo, pero ahora vamos a estar en silencio, que empieza el espectáculo.

El director se sitúa en la tribuna.

DIRECTOR: ¡Queridos alumnos y alumnas del Instituto Miguel de Cervantes Saavedra! Ha sido un auténtico placer comprobar cómo habéis ido madurando a lo largo de estos últimos años. En nombre de todos los profesores que componen el claustro, gracias de todo corazón.

Úrsula y Rita se sitúan a un lado del escenario.

ÚRSULA: ¡Anda que no se hace de rogar este pesado!

RITA: ¡Dí mi nombre de una vez, maldito inútil!

DIRECTOR: Todos los años en este centro se entrega una beca, la beca Cervantes, para honrar a nuestro mejor alumno o alumna. Con la ayuda de esta beca, el elegido podrá costearse sus estudios. Sin mayor dilación, paso a nombrar al merecedor de esta beca (Pausa), que es (Le interrumpen)

NATALIA: ¡Por favor, que no sea ella, que no sea ella!

MATÍAS: ¡Me están destrozando los nervios!

MARÍA: ¡Si la vida es justa, será Fátima la que obtendrá el premio!

ÚRSULA: ¡Nunca olvidaré este momento, hija mía!

RITA: ¡Mi momento!

FÁTIMA: La decisión ya está tomada.

ANA: Lo que Dios quiera.

DIRECTOR: ¡La señorita Rita de Colmenero!

CARLOS: ¡No puede ser!

ÚRSULA: (Gritando) ¡Mi hija! ¡Ella ha ganado!

DIRECTOR: Si puede hacer el honor de subir, señorita de Colmenero.

Con la mayor dignidad del mundo, Rita sube a la tribuna, le arrebata el talón de las manos al director y empieza a gimotear.

RITA: Queridos compañeros y compañeras, gracias por haber confiado en mí. Siempre os tendré en mi recuerdo.

Todos sus compañeros empiezan a abucherearla, ya que no se creen que haya ganado.
RITA: ¡Envidiosos! Todos sois unos envidiosos. Al final he sido yo quien ha obtenido la beca y sólo yo la disfrutaré (Empieza a reírse) ¡Vámonos, madre! Aquí ya no tenemos nada más que hacer.

Sale Rita de escena.
ÚRSULA: ¡Qué orgullosa estoy de ti, mi vida! (Se va yendo del escenario, pero antes de salir se detiene y se dirige a sus hijas María y Fátima) Por cierto, vosotras, ya no sois bienvenidas a mi casa. Ni se os ocurra regresar jamás. Ya os enviaré vuestras cosas por correo.

Sale del escenario Úrsula.

MARÍA: (Gritando) ¡Cómo si hubiésemos tenido la intención de regresar! Fátima, no te preocupes, a partir de ahora todo saldrá bien.

FÁTIMA: ¡No puede ser cierto! (Pausa) ¡Ha ganado! ¡No pensaba que pudiera suceder tal cosa!

ANA: Al final el director se dejó corromper (Pausa) ¡Es totalmente inadmisible! (Mirando a Fátima) Lo siento, cariño, ya verás como encontramos una solución.

FÁTIMA: Pero, ¿cómo?

ANA: Fátima, el tiempo siempre pone cada cosa en su lugar.

Se cierra el telón.


TERCER ACTO

ESCENA TERCERA: El desenlace

Han pasado más de diez años. Nos volvemos a encontrar en la casa de los Colmenero, la cual está bastante desatendida. Sentada haciendo punto se encuentra Rita, envejecida por el paso del tiempo.

RITA: (Grito de dolor) ¡Qué asco de costura! ¡Otra vez me he vuelto a pinchar en el dedo!

Llaman a la puerta.

RITA: (Sorprendida) ¿Quién podrá ser? (Pausa) No esperábamos visitas (Se levanta y sale de escena) Pero, ¿qué haces tú aquí? (Vuelve a entrar) Sabes que tu presencia no es bien recibida en esta casa.

Entra Fátima, vestida de forma elegante.
FÁTIMA: Perdona por las molestias. Pronto me marcharé (Mira a su alrededor) Veo que todo sigue igual desde la última vez que estuve aquí. Ya han pasado más de diez años, ¿me equivoco?

RITA: Diez largos años, Fátima. (Pausa) ¿A qué has venido? ¿Qué es lo que quieres?

FÁTIMA: ¿Cómo está madre? Me comentaron en el pueblo que no podía andar, que se encontraba postrada en una silla de ruedas.

RITA: Así es (Pausa) Tuvo un accidente. Tropezó por las escaleras y se rompió la cadera. (Pausa) ¿Cómo está María? ¿Se acuerda de mí?

FÁTIMA: María está muy bien. (Pausa) Cuando ocurrió lo del baile de fin de curso, ambas nos fuimos a casa de la profesora Hernández a vivir. ¡Ha sido tan generosa con nosotras, Rita! Tras cumplir los 18 años, ingresó en el ejército. Ahora mismo es sargento de la Legión y le va todo fenomenalmente.

RITA: ¿Sargento de la legión? (Empieza a reírse) ¡No me extraña para nada! ¡Le va como anillo al dedo!

FÁTIMA: Eso es lo que suelo decirle a menudo. Si supieras lo feliz que está.

RITA: Me alegro mucho por ella. En fin, si me disculpas, tengo que preparar la cena. Gracias por haber venido.

FÁTIMA: De nada, Rita. (Saca de su bolso una invitación) Toma, Rita, esta carta es para ti.

RITA: ¿Una carta?

FÁTIMA: Así es. (Pausa) Es una invitación.

RITA: ¿Una invitación? ¿Y de quién si puede saberse?

FÁTIMA: De parte de la nueva directora del Instituto Miguel de Cervantes Saavedra, la profesora Ana Hernández.

RITA: (Sorprendida) ¿Ella es la nueva directora? ¿Qué le ha sucedido al director Torres?

FÁTIMA: ¿No te enteraste? A todo perro le llega su sanmartín, Rita (Empieza a reírse) Le detuvieron por aceptar sobornos inapropiados en beneficio propio.

RITA: ¡Cielo santo! No sabía nada (Se sienta en su silla)
FÁTIMA: ¿Te sorprende, Rita? (Se ríe) ¡Es toda tan irónico!

RITA: (Irritada) ¡Cállate! ¿Y para qué demonios es la dichosa invitación?

FÁTIMA: En el instituto se conmemora la figura de Miguel de Cervantes y tienen que estar presentes todos aquellos que obtuvieron la beca Cervantes, aunque algunos nunca hayan hecho uso de ella.

RITA: (Ruborizada) ¡Cómo lo sabes! ¡Nunca he tenido tiempo para seguir estudiando! Alguien debía ocuparse de madre. Al iros vosotras, sólo me tenía a mí.

FÁTIMA: Tras echarnos, querrás decir, Rita. Por supuesto que no lo dudo. Sólo os teníais la una a la otra. (Pausa) En fin, espero que asistas a la fiesta. Le he dedicado muchas horas para que todo salga a la perfección.

RITA: ¿Tú has preparado la fiesta? Pero, ¿cómo? Para ello deberías ser (La interrumpe)

FÁTIMA: Profesora del instituto Miguel de Cervantes Saavedra. Así es. Llevo ejerciendo como profesora de Literatura Universal desde hace dos años y realmente me va estupendamente.

RITA: (Se levanta enojada) ¡Estoy segura que sólo has venido con la intención de restregarme tu felicidad y la de María por mi cara!

FÁTIMA: ¡En absoluto, Rita! No te dejes llevar por los celos. (La mira de arriba abajo) No es digno de la chica más popular de todas.

RITA: ¡Fuera! ¡Sal de mi casa! (Le tira la invitación a la cara) Nunca vuelvas a aparecer por aquí en tu vida.

FÁTIMA: Tampoco tenía intención, querida. (Saliendo de escena) Por cierto, saluda a madre de nuestra parte (Sale de escena)

RITA: ¡Fuera de aquí, higuera! Aunque ahora seas feliz, nadie podrá arrebatarme la gloria de haber sido la mejor de todos, ¿te has enterado? (Gritando) ¡Nadie!

Desde fuera del escenario se escucha la voz de Úrsula.

ÚRSULA: ¿A qué se deben esos gritos, inútil? Acabas de despertarme de la siesta. Ven y recoge todo este desorden que has organizado, engendro.

RITA: Sí, madre.

Sale de escena. Se cierra el telón.




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